jueves, 10 de octubre de 2024
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EVOLUCIÓN e IDEOLOGÍA
La evolución y las ideologías
La evolución, lo mismo la personal como la de no
importa qué otra cosa u objeto, implica cambios.
Éstos son imprescindibles para la vida o para el desarrollo de toda existencia…
Hasta los inertes minerales sufren cambios por la erosión y otros procesos
científicos. También debemos saber que las ideologías son producto de nuestra
naturaleza “RACIONAL” y sirven para marcar las directrices de nuestros cambios
vitales, con la finalidad de cumplir con nuestra libertad de ser. No es de
recibo que dejemos que sean los demás quienes manejen los progresos de nuestro
ser.
En este Mundo, ¡no hay nada sin cambios! Si, dentro de lo que podamos, no los
dirigimos nosotros mismos, las circunstancias lo harán por nosotros. Es la Ley
Natural de la vida. La que no podemos cambiar y la que no debemos transgredir,
salvo que busquemos provocar sus consecuencias. De acuerdo con lo que acabo de
señalar, las ideologías y las creencias son producto de la supuesta
racionalidad de los seres humanos y por lo tanto susceptibles, en un altísimo
porcentaje, de haber sido mal elaboradas.
Como todos deberíamos saber, las personas somos
falibles y creer en la corrección de nuestra ideología o que es la mejor es,
sencillamente, un claro síntoma de IGNORANCIA o ESTUPIDEZ. Que los fanáticos de
derechas y los de izquierdas se acusen mutuamente de “partidistas” es una clara
demostración de la irracional forma de entender esta cuestión. Ambos sufren la
misma enajenación mental, ésa que produce el malvado fanatismo y, asimismo, ambos sufren la ceguera de no percibir su
“humanidad” con claridad. ¿Quién no comete errores? Es una de las objetividades
que obviamos constantemente.
Esto es lo que nos hace caer en el absurdo pozo de
nuestras peores percepciones. Mi recomendación es que recapacitemos y veamos
este asunto como nuestro principal vicio humano. Para solucionarlo sólo debemos
tener la firme voluntad de CAMBIAR el rumbo de nuestras ideologías,
esforzándonos por sacarlas del necio partidismo. Intentemos ser imparciales,
¡cueste lo que cueste! Dejemos en el olvido nuestros peores instintos, como es
el odio hacia nuestros adversarios. Es el único modo de salir todos ganando.
Cortemos de raíz esta maldita espiral de desprecios y
descalificaciones. Esta actitud, desgraciadamente tan corriente, no favorece el
entendimiento y nos lleva al peor destino de la humanidad… ¡Las guerras! No
digáis que estáis en contra de ellas si no hacéis nada para salir de vuestra
amarga y descerebrada actitud partidista… ¡No tiene sentido! Y resulta ser,
objetivamente, una incongruencia de gran calado. El odio y el desprecio son
como ese bumerán que nos cae encima con la misma fuerza con la que lo hemos
lanzado.
Una agresión no se arregla con el “ojo por ojo”, lo
diga quien lo diga, las soluciones sólo van a venir de la mano de un diálogo
bien efectuado, de un acuerdo entre las partes que satisfaga a todos. Si buscamos
una solución definitiva y no los “parches” a los que nos tienen acostumbrados
los políticos actuales, nuestros planteamientos deben resultar justos y nunca
deben ser medidas autoritarias impuestas por el poder de las armas.
¿De qué civilización podemos presumir si no somos
capaces de entendernos buenamente? El hecho de que no consigamos ser
imparciales augura malos auspicios para la paz y el amor, para un futuro mejor,
un buen legado para dejar a nuestros hijos y nietos. No veo ninguna virtud en
tener “ideas fijas”… ¡CAMBIÉMOS! Siempre he oído decir que rectificar es de
sabios. Creo que ahí es donde radica la virtud, ¡en la sabiduría! La Historia
nos demuestra, una y otra vez, que lo que digo es cierto y que se pierde más
que las vidas que acortamos.
domingo, 6 de octubre de 2024
eLO, 2 ~ Verdad, realidad y creencias (2ª parte)
Los caminos de la Verdad y la alegorización del “Ciclo Hidrológico”.
Termina el apartado anterior con el
reconocimiento de nuestra incapacidad para entender los fundamentos de nuestra
vida y sus misterios, así como ciertos conceptos incomprensibles debido a su
propia naturaleza o definición. Hablamos de caminos inescrutables para hallar
las misteriosas verdades de nuestro Mundo y, aquí, es donde debo reflejar mi
idea de ese escurridizo sendero que, posiblemente, carezca de meta concreta.
Esto no debe preocuparnos en exceso ya que, en principio, lo importante es
transitar de la forma más conveniente posible el camino, así que… ¡limitémonos
a eso!
Con anterioridad, ya se me había ocurrido
comparar nuestra verdad con un GRAN PUZLE en el que habíamos de encajar sus
piezas con paciencia y observando bien sus formas e imágenes. Así, según
fuéramos avanzando en su formación, cada vez nos resultaría más fácil acoplar
el resto o sus siguientes piezas. Es un ejemplo sencillo, fácil de comprender,
aunque quedaría por determinar las dimensiones de dicho puzle y ahí es donde se
quedaría sin completar su comprensión.
A un gran puzle, por enorme que pudiese
ser, no se le puede suponer una extensión infinita como correspondería,
supuestamente, a la gran verdad. Aun sin certeza alguna, considero que lo
adecuado sería tomar una referencia de acuerdo a nuestra forma de pensar y
empezar por ahí, a modo de creencia de “arranque”, dicho en terminología
informática. Por lo tanto, ensayemos otro caso algo más apropiado… ¿El Ciclo
del Agua, por ejemplo?
Si comparamos a cada una de nuestras
almas, incluidas las del resto de seres vivos de nuestro planeta, con cada gota
de agua de las que completan el Ciclo Hidrológico de La Tierra, podremos hablar
de un dilatado espacio, equiparable o cercano al ámbito que andamos buscando.
El conocimiento de la realidad del agua, al tener un carácter cíclico, ya puede
hacernos suponer su infinitud. Por otra parte, la circulación del agua nos
aporta más credibilidad a nuestro concepto de evolución en el que se requieren
“avances” constantes y progresivos.
Tenemos también los diferentes
“contenidos” de las gotas de agua que se encuentran en cada una de estas “aulas”
que nos separarían por “clases” según nuestra evolución, de menor a mayor:
manantiales y acuíferos en nuestro nacimiento, arroyos en nuestra infancia,
afluentes en nuestra juventud, ríos en nuestra madurez, lagos, mares y océanos
en la tranquilidad de nuestra vejez. Cada uno de estos “niveles” necesitaría multitud
de vidas para asimilar sus variaciones adecuadamente y tendría como finalidad
la captación de todas las circunstancias existenciales como el transporte de
sustancias, de minerales, de sedimentos, etc.
Añadiríamos nuevas enseñanzas como la
circulación subterránea, las fuentes hidrotermales, las capas freáticas o
acuíferos, humedales, etc. y nos daría las especializaciones necesarias para un
completo desarrollo. Por si esto fuera poco, tendríamos los procesos de
evaporación, condensación y formación de nubes, precipitación en forma de agua,
nieve o granizo, infiltraciones, así como la solidificación en hielo y su
posterior fusión.
Si sumamos a esto todos los demás
condicionantes atmosféricos, tendremos una buena razón para considerarlo un
vasto campo de trabajo con el esfuerzo que supone el dominio de todos los
escenarios y las situaciones mencionadas junto a muchas otras imprevistas. Quizás
sea esto lo más parecido al infinito que podamos conocer. Y quizás sea oportuno
pensar en que la alimentación de nuestras almas pueda encontrar en esta semejanza,
suficiencia para su asimilación conceptual.
Dicho todo lo anterior el camino de
nuestra alma sería como una gota que emana de un manantial y, siguiendo su
evolución, engrosa el cauce del más diminuto arroyo que podamos suponer. De
ahí, pasaría al arroyo, luego al afluente, después al río y, por último al
océano. ¿Cuántas vidas terrenales necesitaría para completar esta primera parte
del inicio del camino de la verdad?... ¿Y cuántos millones de vidas necesitaría
para recorrerlo entero?... Creo que no debemos entretenernos con tantas cuestiones
y atender en primer término, la creencia que tenemos el deber de adoptar…
jueves, 3 de octubre de 2024
eLO, 2 ~ Verdad, realidad y creencias (1ª parte)
Los MISTERIOS de la VIDA
Con cierta ironía, se suele decir la frase: “Venimos a este Mundo sin un “Libro de Instrucciones”. No sé quién la lanzó al viento, pero ha pasado a ser de quienes la hemos querido hacer nuestra. Esta metáfora resume muy bien lo que tratamos en este capítulo. Nacemos ignorando nuestra procedencia, más allá del vientre materno. Después, cuando vamos tomando consciencia de nuestra supuesta “racionalidad”, nos surgen preguntas como: ¿Quién podría orientarnos sobre el modo de cumplir con nuestro destino?... ¿Qué debemos hacer durante nuestra misteriosa existencia en este planeta?
Está claro que no se trata de una omisión
ya que nunca nadie trajo consigo ese “manual” que nos hubiera aclarado
nuestros “deberes” terrenales o nos sacara de dudas sobre esta cuestión tan
inquietante. Aun así, intentamos comprender pero, cuanto más profundizamos,
menos entendemos de nada. Cualquiera que piense seriamente en los porqués de
esta vida, acaba por rendirse a la evidencia de que no pueden entenderse tantos
misterios. Podemos asimilar conceptos como el de "infinito" en matemáticas,
pero no parece un concepto que nuestras pobres mentes sean capaces de asimilar en
nuestra estructura vital.
Es chocante afirmar que después de algo no hay nada, ¡parece imposible! Pero también lo parece asegurar que algo nunca se acaba... ¿El infinito?... ¿Algo que no se acabe nunca es posible? En un círculo sí, pero ¿y en línea recta? ~ Las pataletas que nos produce nuestra ignorancia nos llevan indecentemente a asegurar lo que no sabemos, pero lo afirmamos con aires de superioridad como si fuéramos representantes del omnisciente “Gran Espíritu”.
Nuestro gran vacío no es sólo de
información, sino también de capacidad cognitiva… No podemos entender lo
sustancial, ¡el quid de las cosas trascendentales! Que algo salga de la NADA es
tan inverosímil como que SIEMPRE ha habido antecedentes de todo y, para colmo, ¡no
logramos suponer ninguna otra posibilidad lógica! No se trata pues de leer, de
estudiar, de pensar… ¡Nos está vetada la esencia de esta existencia nuestra! No podemos acceder a su conocimiento. Es una evidencia
que deberíamos reconocer, la cual ya fue compartida por el ateniense Sócrates antes de nuestra presente era cristiana.
Pero luego vino el conocido como "Jesús de Nazaret" (denominado "Cristo" o "Jesucristo" después de su crucifixión) y, según dicen,
nos reveló la palabra de un Dios nuevo, su padre, asegurándonos que era universal... ¡El
ÚNICO!... ¡¡Ay, Dios!! ¿Y cuántas religiones hay en el Mundo que aseveran la misma supuesta verdad?... Luego, ¿cuál es la que tenemos que escoger? Pues lo normal, por lo que podemos ver, es inclinarnos por
la que eligieron nuestros padres y la que éstos tomaron de sus antepasados, tradicionalmente… ¿Pero
es esto lo correcto?... ¿Debemos seguir estas tradiciones familiares?... Si Dios es “todopoderoso”, ¿por qué nos deja con estas amargas
dudas o incertidumbres?... ¿Por qué no nos ilumina?... ¿No lo merecemos?
En este resumen de mi ensayo, no procede extenderme con más ejemplos de misterios vitales... ¡Son demasiado numerosos y variopintos! Al final sólo podemos concluir, si nos ajustamos a eLO y su idea sobre la libertad de elección, que nuestra obligación es resolver el problema por nosotros mismos con la información de la que dispongamos. Al fin y al cabo, es nuestra intransferible responsabilidad. Éste es nuestro punto de partida y debemos cumplir con ésta y el resto de responsabilidades que nos correspondan, sin vacilar.
Pero, si hay algo cierto en todo esto, es que la VERDAD, la GRAN VERDAD, es un inmenso camino inescrutable. ¿Puede ser esto un principio que nos lleve a entender el concepto de "infinito" como el Ciclo del Agua? De esto trata el siguiente apartado: "Los caminos de la Verdad y la alegorización del CICLO HIDROLÓGICO”.
Las creencias personales son más que necesarias para poder mantenernos “cuerdos”
en este planeta de enajenados. ¿Por qué? Porque es inasumible mentalmente que nuestra
incapacidad para la clarividencia sea una realidad fidedigna. No es cosa nueva,
en épocas prehistóricas siempre hubo toda clase de creencias y en abundancia. Se engendraron DIOSES múltiples
en cualquier lugar, espíritus misteriosos y otras maquiavélicas invenciones
humanas como hechiceros o brujos interesados en el poder que da un tan
misterioso cargo.
Una vez agotado todo este entramado de enigmas indescifrables, sólo me resta encararme a la única vía que se me presenta como transitable: plantearme seriamente una primera cuestión: ¿Por dónde puedo empezar mi investigación sobre cuál debe ser nuestra primera decisión vital? ¿Qué debo hacer con mi actual existencia en La Tierra? Con esto ya entraríamos en materia.
martes, 1 de octubre de 2024
eLO, 1 ~ Preámbulo e INTRODUCCIÓN
eLO, 1 ~ Preámbulo
Desde hace relativamente poco tiempo, el
término “librepensamiento” ha ido siendo reemplazado por “pensamiento
crítico”. Los dos tienen conceptos
similares, pero no veo en este segundo todos los matices que incluye el
primero. Hoy día, puede que no se le dé la importancia debida a PENSAR POR
NOSOTROS MISMOS. Todos solemos creer que así lo hacemos, pero es una auténtica
quimera, un “espejismo mental”. Habrá quien crea que los tiempos que,
afortunadamente, dieron “la estocada” al medievo, han ido dando paso,
progresivamente, a la libertad de pensamiento. Por lo tanto, no procede ahora
creer que seguimos teniendo el mismo impedimento para ejercer nuestra libertad
en este campo. ¡Esto no es cierto!
Yo pienso que, al igual que muchos otros
temas aún más antiguos que éste, el que nos ocupa tiene plena vigencia en la
actualidad. Da igual que no sea la terrorífica Inquisición quién imponga su “verdad”,
hoy día. Siempre ha habido, hay y habrá quienes intenten manejar a las masas a
su antojo o beneficio. Si algo he de ver con cierta confusión o recelo en la
definición de “librepensamiento” es que no ha sido bien entendida por los que
han creído que se trataba simplemente de ser críticos, sin considerar que no
hay libertad auténtica sin objetividad.
Y éste es el motivo por el que añado “Objetivo”
a este nuevo enfoque de librepensamiento. Es mi versión… ¡Es mi opinión! De
modo que el título de mi ensayo indica que se trata de “Librepensamiento”,
¡claramente, sí!... y “Objetivo”, añadido al que estimo indispensable. Ésta es
mi aportación al mayor problema de la humanidad… ¡Al obstáculo “madre”! Con
éste resuelto, los demás irían cayendo como “en un castillo de naipes”. ¿Quién
puede creer, en su sano juicio, que si casi todos aprendiéramos a pensar
correctamente, nuestros problemas continuarían siendo los mismos o en la misma proporción?
Esta labor ha consistido en independizar conceptos teniendo en cuenta que todos forman parte de un objeto principal. De modo que podemos comparar a éste con un gran puzle cuyas piezas (conceptos), a medida que van encajando unas con otras, dejan entrever al resto con cada vez más claridad hasta que completamos su visión íntegra.
eLO, 1 ~ INTRODUCCIÓN
Librepensar (voz no oficial) no es sólo
pensar diferente o “a nuestro libre albedrío”. Tampoco es tener
opiniones “sui géneris” o ideologías singulares que sólo son de nuestra propia
cosecha. Menos aún es repetir lo que los inconformistas o los llamados
"antisistema" digan. Y, ni por asomo, se trata de segundar las
consignas de los grupos de presión o lo que pregonan los líderes de opinión.
Es, en resumen y con palabras claras y sencillas: pensar de forma correcta y
por nuestra propia cuenta.
Parece obvio que, cuando se imitan o
repiten las ideas de otros, por muy buenas que sean, no estamos pensando,
¡estamos haciendo, más o menos, lo que hacen los loritos!... De otra parte, cuando
se obedece sin rechistar y sin enterarse de nada, nos estamos portando como
corderos ante el “todopoderoso” pastor.
Por el contrario, en estos modernos
tiempos mal llamados "democráticos" y de falsa libertad, nos dicen
que todas las opiniones valen lo mismo y deben ser respetadas. Pero... ¡nada
más lejos de la realidad! Para la política, en un sistema democrático, sea o no
real, es adecuado tener en cuenta las diferentes opiniones pues las normas
exigen que los ciudadanos tengan libertad (aunque mal entendida) para escoger a
sus respectivos representantes, a pesar de que esto no se cumpla en la
práctica.
En democracia, real o no, no se busca ni
se pretende la VERDAD, ni se suelen esperar otras cualidades como las que,
exclusivamente, son inherentes a la filosofía. Al filósofo no le preocupa que
la inmensa mayoría piense distinto que él, ¡lo ve normal! Y sabe por qué
acontece. Lo siguiente es algo que deberíamos grabar a fuego en nuestras
neuronas: Dale al democrático lo que es de la democracia (MAYORÍA) y al
filósofo lo que es de la filosofía (razonamiento) que suele estar siempre
en MINORÍA.
En eLO aconsejo no repetir lo que nos
digan otros, sean quienes sean. Recomiendo rechazar sus intentos de
influenciarnos y, aunque tengan nuestro más merecido amor o aprecio y merezcan
nuestro más profundo respeto, nunca les tenemos que permitir que, dicho
popularmente, "nos coman el coco". Da lo mismo que estas intenciones
sean buenas, interesantes o prácticas. Y es igual que nos lleguen oralmente o a
través de palabras escritas.
Dicho lo anterior, esto no quiere decir
que no tengamos que leer o escuchar a nadie, sino que sólo captaremos o
aprehenderemos ideas o conocimientos que hagamos nuestros por nuestra propia
voluntad y en consecuencia con nuestra visión de nuestra misteriosa existencia.
Esto sólo debe suceder cuando lo asimilemos en su totalidad y con nuestra plena
y merecida conformidad. Pero, antes, deberemos aprobar el minucioso examen de
lo escuchado con nuestra cabal conclusión. No es ningún deshonor aprovechar los
buenos análisis de otros, sin importar, asimismo, de quiénes y cómo nos hayan
llegado.
Un librepensador objetivo, al oír o leer las argumentaciones o comentarios que
mayoritariamente circulan por las redes sociales, por los medios de
comunicación o por los lugares públicos, tiene tres opciones: LLORAR o REIR son
las dos más probables. La tercera alternativa, quedarse IMPASIBLE, es muy poco
previsible, a no ser que se esté vacunado contra la estupidez.
Para practicar el Librepensamiento
Objetivo (eLO), sólo necesitamos tener la firme voluntad de pensar o
reflexionar bien o de forma correcta. Hacerlo honesta, imparcial u
objetivamente, despojándonos de todas las alienaciones recibidas, contando
también con las de nuestro entorno más íntimo o familiar e incluso de ¡las
nuestras propias!
Todo lo demás: la inteligencia, la
intuición, la cultura, los estudios, las habilidades o capacidades, etc. son
ventajas enormes... ¡No lo dudo!... Tienen mucho valor, sobre todo para los
autodidactas. Pero lo único indispensable es cuestionarse todo honradamente y
sin prejuicios... ¡sin sectarismos o partidismos! aunque nos los hayan
inculcado nuestros padres, profesores, ilustres pensadores u otros "iluminados".
Me han dicho alguna vez que no es
necesario definir esta tendencia de pensamiento pues es, simplemente, la forma
más NATURAL de cavilar y ¡es relativamente cierto! Pero existe otra certeza no
menos importante que nociva: Ésta forma parte de nuestra realidad genética y
suele ocultar una maldad intrínseca cual es el querer dominar a las masas por
parte de los poderosos, empeñados en que sigamos pensando como rebaño y no
dudemos sobre la legitimidad de los enormes privilegios que han mantenido
durante siglos.
Para que asumamos la consolidada
posición de sometimiento o subordinación, cuentan con la institución más
oportuna: la familia. También intervienen las autoridades, a través del miedo a
perder nuestras comodidades. Nuestros más admirados personajes, artistas,
pensadores y otros, suelen influirnos también pero, por suerte, de manera muy diferente
a la de los anteriores.
Ahora bien, ¿es "eLO", en
verdad, un modo natural de pensar? Pues creo que, desgraciadamente, ¡no! Para
los que ya la hemos adoptado libre y voluntariamente y después de años de
trabajo, así lo sentimos en lo más profundo del alma. Pero la inmensa mayoría
de los seres humanos posee una genética procedente de su naturaleza animal que
consiste en aprender por IMITACIÓN. Esta forma de aprendizaje es la adoptada
por la inmensa mayoría de la población. La mayor parte de las especies animales
tienen este mismo patrón, ¡aprenden imitando a su familia! Esto no desarrolla
nuestra naturaleza “racional” y frena la evolución personal.
Para que sucediera lo contrario,
deberíamos exigir una educación librepensadora desde la infancia. Sería posible
si quisieran nuestras autoridades... ¡pero no creo que les interese,
egoístamente! ¿Os imagináis qué pasaría si aprendiésemos a pensar, casi todos?
¿No creéis que podría peligrar la continuación de los privilegios de la minoría
poderosa? ¿Pensáis, por ejemplo, que el sistema actual de elección
“democrática” a través de partidos seguiría siendo aceptado por el pueblo
soberano?
También hay quien dice que estudiando y
leyendo saldríamos de la ignorancia. Que, a través de la cultura, podríamos
adquirir los conocimientos que nos enseñarían a pensar como corresponde a un
ser racional. Lamento no apoyar este argumento, pues no veo que las personas
cultas e inteligentes hayan conseguido escapar de esta estúpida situación
colectiva... así que lo que parece es que ¡la realidad es tozuda! ~ Sólo
cambiaremos este paradigma propiciando una educación librepensadora, un sistema
basado en la lógica, en la crítica y en el diálogo a la manera que expondré más
adelante.
No debéis aceptar lo que yo os
recomiende... ¡Sólo pido que me escuchéis atentamente!... Que practiquéis conmigo
la búsqueda de la realidad con una inquebrantable voluntad de hacerlo, con todo
vuestro empeño, con mucho esfuerzo... ¡con tenacidad! Sacrificando todo cuanto
sea necesario para obtener lo que, a mi juicio, es nuestro deber vital. Esta
tarea nos incumbe de forma directa como personas responsables y racionales que,
según mi convicción, debemos procurar ser, sin olvidar que estaremos hablando
siempre de... ¡creencias! Por lo tanto no confundiremos las expresiones
"Esto es" y "creo que esto es". No es sólo una cuestión
semántica o de elocución formal, sino un conocimiento claro de nuestras
limitaciones cognitivas.
Considero que no es tarea para
terminarla en una sola vida, pero se trata de acercarnos lo más y mejor posible
a esa supuesta "meta" o más bien "destino". De ahí que se
pueda afirmar que no es la meta lo que importa, sino el camino que nos conduce
a ella. También interesa la dirección más beneficiosa para cada cual, pues no
todos tenemos la misma capacidad y velocidad, pero podemos avanzar y recorrer
el tramo que nos sea posible. Lo que busco para vosotros y para mí es una mayor
facilidad para adelantar en nuestra evolución, por el mero hecho de hacerlo
conjuntamente, pues... ¡La unión hace la fuerza!
Y la fortaleza de la unión es la que
necesitamos para recorrer tan sinuoso y tormentoso sendero. Los unos ayudándonos
a los otros haremos mejor y más agradable la tarea, siempre que nos respetemos.
Aquí y ahora, vienen a cuento los versos de Machado: "Caminante no hay
camino, se hace camino al andar". Se trata pues de recorrer la mayor parte
que consigamos o podamos avanzar de esa senda... Éste es nuestro objetivo
primordial o el que os propongo para este viaje cibernético, para navegar por
el mundo de las ideas.
Para eLO, el auténtico librepensador debe seguir unas normas y una disciplina,
ya que sin ellas no hay ciencia positiva y formativa. El mundo del pensamiento
es muy complicado, pero también podemos intentar simplificarlo si nos atenemos,
con cordura, a la lógica pura, a la realidad y, sobre todo... ¡a las leyes
naturales! Éstas no sólo no carecen de normas, sino que las siguen a rajatabla.
Para ellas no existe la piedad, la bondad... ¡la moral, en suma! Mamá Natura no
siente ese amor maternal que sentimos los animales: es implacable y conceptos
como "misericordia" o "clemencia" son contrarios a sus
actuaciones en la vida. Pienso que, si no sabemos esto, no llegaremos a ser
objetivos y, sin objetividad, no puede haber una verdadera libertad de
pensamiento. Analizar algunos hechos, acciones o comportamientos sin el debido
conocimiento de estas leyes o de nuestra genética no hará otra cosa que
alejarnos de la virtud del librepensamiento, de fracasar intelectualmente.
sábado, 28 de septiembre de 2024
Nuestra HISTORIA en clave de eLO (1)
Primera parte:
Ésta es la Historia
del Ser Humano, aunque vista desde la óptica de “el Librepensamiento Objetivo”,
una tendencia de pensamiento con la que pretendo ensayar una filosofía de vida que
sirva para TODOS y para TODO. Intento buscar la esencia de las cosas de un modo
parecido al que adoptan los científicos… ¡demostrándolo todo! A diferencia de
éstos, yo no tendré pruebas físicas como restos arqueológicos, por ejemplo. No
me apoyaré en libro alguno ni en acaecimientos importantes de nuestra Historia
(incluyendo la “Prehistoria”).
Por lo tanto, no
habrá fechas, ni lugares, ni acontecimientos o personajes reales pero expondré
reflexiones que considere acertadas y que habré de demostrar a través de la
lógica pura. Sí habrá Ideas de la esencia de lo ocurrido a lo largo de los
tiempos históricos de nuestra especie animal… ¿Creéis que puedo equivocarme?...
¡Pues claro!... Pero será más fácil demostrármelo a mí que a una persona de la
ciencia. Para mí, bastará con un razonamiento aceptable y cualquiera podrá
demostrar mi equivocación, si sabe conducir su argumentación con un juicio
coherente e incuestionable.
En este
importantísimo capítulo de “eLO”, imprescindible para comprender mi ensayo, no
hay separación de períodos históricos como los que enseñan en los centros
docentes oficiales. Lo dividiré en épocas según los distintos avances de nuestros
antepasados, de acuerdo con la incidencia que tuvieron en nuestros
comportamientos. Así que la primera parte de esta versión librepensadora de la
Historia empieza por nuestro auténtico PRINCIPIO:
¿Cuándo, cómo y/o
con qué arranca nuestra vida en La Tierra?... Parece lógico que empecemos por
el Cosmos. La ciencia habla de teorías como la del famoso “Big Bang” (o “Gran
explosión” en español)… ¿Empezamos con ello?... Pues yo no puedo validar
ninguna teoría del principio de nuestro Universo ya que no creo que se pueda
demostrar nada científicamente. Las teorías no forman parte de ningún tipo de
sabiduría y, en consecuencia, no son aceptables para este ensayo.
El comienzo del
Universo es, para eLO, uno de los misterios de esta existencia que corresponden
a la “Gran Verdad” y su entendimiento nos está vetado, al menos mientras
permanezcamos en esta vida terrenal.
Descartado esto
como principio por nuestra “incapacidad intelectual de nacimiento”, sólo nos
queda afirmar que “Sólo sé que esto no lo sé” y abordar el siguiente paso:
¿Desde cuándo existimos? Lamento tener que decir, de nuevo, que se trata de
otra VERDAD que no sé, con el mismo fundamento que la anterior. ¿Acaso los
científicos saben algo más que yo?... Como dijo Sócrates, en sus respectivas
materias, ¡todos saben más que yo! Pero en el fondo de la cuestión, en su
esencia, ninguno sabemos nada. Aquí arranca el punto fuerte de nuestro corto,
falso o nulo conocimiento. Entonces… ¿Qué podemos hacer?
La única opción
que nos queda es reconocer la única verdad que podemos saber: ¡Que no sabemos
nada! Es un principio de una simpleza brutal, pero reconocerlo como verdad es
un avance científico abismal, en el Mundo de las Ideas. Hablaremos de ésta,
nuestra primera verdad, en el Capítulo de: VERDAD, REALIDAD y CREENCIAS. De
momento, ¿en dónde arrancamos ésta, nuestra HISTORIA? La ciencia ha encontrado
como antepasados nuestros a ciertos homínidos: los diferentes “homos”, pero
faltan “eslabones perdidos” que indiquen nuestra procedencia anterior. ¿Qué
tipo de simio hemos podido ser?... En la segunda parte entramos de lleno en
nuestra HISTORIA.
jueves, 26 de septiembre de 2024
¿Por qué ser humilde?
Humildad y otras palabras semejantes son antónimas de vanidad o soberbia, entre otras de parecido significado. Cuando uno de los dos grupos no tiene razón de ser en la realidad, creo que se puede decir que el otro, tampoco la merece. Éste es el caso:
La humildad, la modestia y otros vocablos con conceptos similares sólo deben entenderse como la carencia de uno de los defectos mentales más estúpidos de los seres humanos, a saber: la vanidad... ¡La demente vanidad!... La altanería, pedantería, soberbia u otras palabras que equivalen a nociones de igual necedad y que reflejan la falta del sentido de realidad de quienes encajan en este modo de ser.
¿Por qué es estúpido e irreal ser vanidoso?
En pura teoría, el hecho de disponer de un cerebro más desarrollado que el resto de las especies animales ¡debería ser positivo o beneficioso para nosotros! Pero esto es bastante cuestionable... Nuestra supuesta inteligencia camina por derroteros no aptos para lo que "eLO" entiende como RACIONAL. No me parece muy sensato adorar con tanta devotería al “Dios Dinero” sin haberse cuestionado, primero, lo que deberíamos hacer con nuestra vida terrenal. ¿No sería más razonable priorizar el averiguar el rumbo que deberíamos tomar para que éste fuera más acorde con nuestros principios o nuestros ideales? Aquí, se trata de libertades… en concreto de ¡la libertad de ELECCIÓN!
¿Es que nuestra flamante religión “Devoción al Dios Dinero” la hemos escogido por voluntad propia, libremente? ¡Yo no lo veo así! Como tantos otros prejuicios, damos por hecho que así ha sido, pero ¡no es cierto! La sociedad nos ha empujado a tomar esta errónea decisión. También lo han hecho nuestros seres más queridos cuando nos dijeron: “Estudia para que ganes mucho dinero y puedas darle a tu familia una vida digna”. No tuvimos en cuenta que demasiada dignidad nos hace “indignos”. Las personas “acomodadas” presumen de ello y yo me pregunto: ¿De qué tienen que vanagloriarse tanto? ¿De trabajar más de lo necesario, acaso?... ¿Luego, por qué dicen que no tienen tiempo para leer mucho o para pensar un poco?... Nada veo en eso que dé motivo para presumir.
Por otra parte, ¿Quién puede creerse así de especial como para sentirse tan extraordinario como exige la presuntuosidad? ¿Sabe el vanidoso, acaso, cuántas personas como él o mejores hay, ha habido y habrá en el devenir de los tiempos? ¿Se cree tan importante como para "pasar a la Historia"? Y aun así, ¿qué significaría eso? Mozart fue un gigante compositor de música y un enano como persona, según dicen. Al músico que cree estar un escalón por debajo de Dios, le falta cordura, al igual que al arrogante representante de cualquier otra ocupación, afición o profesión. ¿Cuántos millones ha habido, hay y habrá mejores que el que se abraza a la vanagloria?
El ser humano que no haya
comprendido su pequeñez o la relatividad de sus éxitos no merece ser
considerado de gran valor. Como persona es un auténtico fracaso. De tal manera
que la mayor racionalidad que nos podemos imaginar es pensar eso de: "No
somos nadie". Con esta mentalidad realista, podremos desarrollarnos sin
tener que decir que somos modestos o humildes. ¿Para qué decir algo que se
desprende de nuestra realidad? Es mejor calificarlo como
"perogrullada", indigna de mencionar. Por lo tanto, no pensemos en
ser humildes o modestos, démosle más crédito a ser REALISTAS.