Los MISTERIOS de la VIDA
Con cierta ironía, se suele decir la frase: “Venimos a este Mundo sin un “Libro de Instrucciones”. No sé quién la lanzó al viento, pero ha pasado a ser de quienes la hemos querido hacer nuestra. Esta metáfora resume muy bien lo que tratamos en este capítulo. Nacemos ignorando nuestra procedencia, más allá del vientre materno. Después, cuando vamos tomando consciencia de nuestra supuesta “racionalidad”, nos surgen preguntas como: ¿Quién podría orientarnos sobre el modo de cumplir con nuestro destino?... ¿Qué debemos hacer durante nuestra misteriosa existencia en este planeta?
Está claro que no se trata de una omisión
ya que nunca nadie trajo consigo ese “manual” que nos hubiera aclarado
nuestros “deberes” terrenales o nos sacara de dudas sobre esta cuestión tan
inquietante. Aun así, intentamos comprender pero, cuanto más profundizamos,
menos entendemos de nada. Cualquiera que piense seriamente en los porqués de
esta vida, acaba por rendirse a la evidencia de que no pueden entenderse tantos
misterios. Podemos asimilar conceptos como el de "infinito" en matemáticas,
pero no parece un concepto que nuestras pobres mentes sean capaces de asimilar en
nuestra estructura vital.
Es chocante afirmar que después de algo no hay nada, ¡parece imposible! Pero también lo parece asegurar que algo nunca se acaba... ¿El infinito?... ¿Algo que no se acabe nunca es posible? En un círculo sí, pero ¿y en línea recta? ~ Las pataletas que nos produce nuestra ignorancia nos llevan indecentemente a asegurar lo que no sabemos, pero lo afirmamos con aires de superioridad como si fuéramos representantes del omnisciente “Gran Espíritu”.
Nuestro gran vacío no es sólo de
información, sino también de capacidad cognitiva… No podemos entender lo
sustancial, ¡el quid de las cosas trascendentales! Que algo salga de la NADA es
tan inverosímil como que SIEMPRE ha habido antecedentes de todo y, para colmo, ¡no
logramos suponer ninguna otra posibilidad lógica! No se trata pues de leer, de
estudiar, de pensar… ¡Nos está vetada la esencia de esta existencia nuestra! No podemos acceder a su conocimiento. Es una evidencia
que deberíamos reconocer, la cual ya fue compartida por el ateniense Sócrates antes de nuestra presente era cristiana.
Pero luego vino el conocido como "Jesús de Nazaret" (denominado "Cristo" o "Jesucristo" después de su crucifixión) y, según dicen,
nos reveló la palabra de un Dios nuevo, su padre, asegurándonos que era universal... ¡El
ÚNICO!... ¡¡Ay, Dios!! ¿Y cuántas religiones hay en el Mundo que aseveran la misma supuesta verdad?... Luego, ¿cuál es la que tenemos que escoger? Pues lo normal, por lo que podemos ver, es inclinarnos por
la que eligieron nuestros padres y la que éstos tomaron de sus antepasados, tradicionalmente… ¿Pero
es esto lo correcto?... ¿Debemos seguir estas tradiciones familiares?... Si Dios es “todopoderoso”, ¿por qué nos deja con estas amargas
dudas o incertidumbres?... ¿Por qué no nos ilumina?... ¿No lo merecemos?
En este resumen de mi ensayo, no procede extenderme con más ejemplos de misterios vitales... ¡Son demasiado numerosos y variopintos! Al final sólo podemos concluir, si nos ajustamos a eLO y su idea sobre la libertad de elección, que nuestra obligación es resolver el problema por nosotros mismos con la información de la que dispongamos. Al fin y al cabo, es nuestra intransferible responsabilidad. Éste es nuestro punto de partida y debemos cumplir con ésta y el resto de responsabilidades que nos correspondan, sin vacilar.
Pero, si hay algo cierto en todo esto, es que la VERDAD, la GRAN VERDAD, es un inmenso camino inescrutable. ¿Puede ser esto un principio que nos lleve a entender el concepto de "infinito" como el Ciclo del Agua? De esto trata el siguiente apartado: "Los caminos de la Verdad y la alegorización del CICLO HIDROLÓGICO”.
Las creencias personales son más que necesarias para poder mantenernos “cuerdos”
en este planeta de enajenados. ¿Por qué? Porque es inasumible mentalmente que nuestra
incapacidad para la clarividencia sea una realidad fidedigna. No es cosa nueva,
en épocas prehistóricas siempre hubo toda clase de creencias y en abundancia. Se engendraron DIOSES múltiples
en cualquier lugar, espíritus misteriosos y otras maquiavélicas invenciones
humanas como hechiceros o brujos interesados en el poder que da un tan
misterioso cargo.
Una vez agotado todo este entramado de enigmas indescifrables, sólo me resta encararme a la única vía que se me presenta como transitable: plantearme seriamente una primera cuestión: ¿Por dónde puedo empezar mi investigación sobre cuál debe ser nuestra primera decisión vital? ¿Qué debo hacer con mi actual existencia en La Tierra? Con esto ya entraríamos en materia.
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