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domingo, 6 de octubre de 2024

eLO, 2 ~ Verdad, realidad y creencias (2ª parte)

 

Los caminos de la Verdad y la alegorización del “Ciclo Hidrológico”.

 

Termina el apartado anterior con el reconocimiento de nuestra incapacidad para entender los fundamentos de nuestra vida y sus misterios, así como ciertos conceptos incomprensibles debido a su propia naturaleza o definición. Hablamos de caminos inescrutables para hallar las misteriosas verdades de nuestro Mundo y, aquí, es donde debo reflejar mi idea de ese escurridizo sendero que, posiblemente, carezca de meta concreta. Esto no debe preocuparnos en exceso ya que, en principio, lo importante es transitar de la forma más conveniente posible el camino, así que… ¡limitémonos a eso!

 

Con anterioridad, ya se me había ocurrido comparar nuestra verdad con un GRAN PUZLE en el que habíamos de encajar sus piezas con paciencia y observando bien sus formas e imágenes. Así, según fuéramos avanzando en su formación, cada vez nos resultaría más fácil acoplar el resto o sus siguientes piezas. Es un ejemplo sencillo, fácil de comprender, aunque quedaría por determinar las dimensiones de dicho puzle y ahí es donde se quedaría sin completar su comprensión.

 

A un gran puzle, por enorme que pudiese ser, no se le puede suponer una extensión infinita como correspondería, supuestamente, a la gran verdad. Aun sin certeza alguna, considero que lo adecuado sería tomar una referencia de acuerdo a nuestra forma de pensar y empezar por ahí, a modo de creencia de “arranque”, dicho en terminología informática. Por lo tanto, ensayemos otro caso algo más apropiado… ¿El Ciclo del Agua, por ejemplo?

 

Si comparamos a cada una de nuestras almas, incluidas las del resto de seres vivos de nuestro planeta, con cada gota de agua de las que completan el Ciclo Hidrológico de La Tierra, podremos hablar de un dilatado espacio, equiparable o cercano al ámbito que andamos buscando. El conocimiento de la realidad del agua, al tener un carácter cíclico, ya puede hacernos suponer su infinitud. Por otra parte, la circulación del agua nos aporta más credibilidad a nuestro concepto de evolución en el que se requieren “avances” constantes y progresivos.

 

Tenemos también los diferentes “contenidos” de las gotas de agua que se encuentran en cada una de estas “aulas” que nos separarían por “clases” según nuestra evolución, de menor a mayor: manantiales y acuíferos en nuestro nacimiento, arroyos en nuestra infancia, afluentes en nuestra juventud, ríos en nuestra madurez, lagos, mares y océanos en la tranquilidad de nuestra vejez. Cada uno de estos “niveles” necesitaría multitud de vidas para asimilar sus variaciones adecuadamente y tendría como finalidad la captación de todas las circunstancias existenciales como el transporte de sustancias, de minerales, de sedimentos, etc.

 

Añadiríamos nuevas enseñanzas como la circulación subterránea, las fuentes hidrotermales, las capas freáticas o acuíferos, humedales, etc. y nos daría las especializaciones necesarias para un completo desarrollo. Por si esto fuera poco, tendríamos los procesos de evaporación, condensación y formación de nubes, precipitación en forma de agua, nieve o granizo, infiltraciones, así como la solidificación en hielo y su posterior fusión.

 

Si sumamos a esto todos los demás condicionantes atmosféricos, tendremos una buena razón para considerarlo un vasto campo de trabajo con el esfuerzo que supone el dominio de todos los escenarios y las situaciones mencionadas junto a muchas otras imprevistas. Quizás sea esto lo más parecido al infinito que podamos conocer. Y quizás sea oportuno pensar en que la alimentación de nuestras almas pueda encontrar en esta semejanza, suficiencia para su asimilación conceptual.

 

Dicho todo lo anterior el camino de nuestra alma sería como una gota que emana de un manantial y, siguiendo su evolución, engrosa el cauce del más diminuto arroyo que podamos suponer. De ahí, pasaría al arroyo, luego al afluente, después al río y, por último al océano. ¿Cuántas vidas terrenales necesitaría para completar esta primera parte del inicio del camino de la verdad?... ¿Y cuántos millones de vidas necesitaría para recorrerlo entero?... Creo que no debemos entretenernos con tantas cuestiones y atender en primer término, la creencia que tenemos el deber de adoptar…

  

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