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jueves, 6 de julio de 2023

Preámbulo





















Librepensar (Voz no oficial) no es sólo pensar diferente o a nuestro libre albedrío. Tampoco es tener opiniones sui géneris o ideologías singulares que sólo son de nuestra única cosecha. Menos aún es repetir lo que los inconformistas o los llamados "antisistema" digan. Es, en dos palabras claras y sencillas: PENSAR CORRECTAMENTE. ~ Parece obvio que, cuando se imitan o repiten las ideas de otros, por muy buenas que sean, no estamos pensando, ¡estamos haciendo lo de los loritos!... Cuando se obedece sin rechistar y sin enterarse de nada, nos estamos portando como corderos ante nuestro “todopoderoso” pastor. ~ Por el contrario, en estos modernos tiempos falsamente llamados "democráticos", parece que todas las opiniones valen y deben ser respetadas, pero... ¡¡nada más lejos de la realidad!! ~ Para la política, en un sistema democrático, aunque no sea real, es correcto tener en cuenta las diferentes opiniones pues las normas exigen que los ciudadanos tengan libertad para escoger a sus respectivos representantes, aunque esto no se cumpla en la práctica. En democracia, no se pretende verdad, ni se buscan otras cualidades como las que, exclusivamente, son inherentes a la filosofía. Al filósofo no le preocupa que la inmensa mayoría piense distinto a él, ¡lo ve normal! Y sabe por qué acontece. Es algo que deberíamos grabar a fuego en nuestras neuronas: al democrático lo que es de la democracia (MAYORÍA) y al filósofo lo que es de la filosofía (Verdad) que suele estar siempre en MINORÍA.
  
Meramente, se trata de no repetir lo que nos dicen otros, sean cuales sean, simplemente porque intentan influenciarnos y, debido al aprecio o respeto que les tenemos, nos dejamos, dicho popularmente, "comer el coco". Esto no quiere decir que no tengamos que leer o escuchar a nadie, sino que sólo captaremos o aprehenderemos ideas o conocimientos que hagamos nuestros, una vez asimilados en su totalidad y con nuestra plena conformidad, después de aprobar un minucioso examen con su cabal y propia conclusión. No es ningún deshonor aprovechar los buenos análisis de otros, vengan de quienes vengan.
  
Ejemplificando: un librepensador que se precie, aunque crea en Dios (no es incompatible), no puede ni debe pertenecer a una religión que le quiera imponer la idea de que “La Tierra es plana, ya que si fuera ovalada o redonda, los habitantes de la parte de abajo del globo terráqueo se caerían al espacio sideral”. Parece un chiste pero eso, desgraciadamente, ha pasado y, aunque minoritariamente, aún hoy, se sigue creyendo y discutiendo. Resumiendo: un librepensador, al oír o leer la mayoría de las argumentaciones o comentarios que circulan por las redes sociales, por los medios de comunicación o por los lugares públicos, tiene tres opciones: LLORAR o REIR son las dos más probables. La tercera alternativa, quedarse IMPASIBLE, es muy poco frecuente, a no ser que se esté vacunado contra la estupidez.
  
Si quieres debatir la cuestión o consultar alguna duda, cuenta conmigo para responderte con la misma educación que espero emplees tú en tu intervención. Esto vale para cualquier publicación de esta página...

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Preámbulo:

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Para practicar el librepensamiento tradicional sólo necesitamos tener la firme voluntad de pensar o reflexionar bien o de forma correcta. Hacerlo honesta, imparcial u objetivamente, despojándonos de todas las alienaciones recibidas, contando también con las de nuestro entorno más íntimo o familiar e incluso de... ¡¡las nuestras propias!! ~ Ésta, la variante mía, "El Librepensamiento Objetivo (eLO)", sólo es una especie de procedimiento que he procurado realizar de forma científica por su rigurosidad lógica, aceptando que la clave del planteamiento librepensador puede ser definido únicamente con el propio concepto de la objetividad que, aunque relativa, es el único camino que he encontrado para acercarme a la verdad. ~ Todo lo demás: la inteligencia, la cultura, los estudios, etc. son ventajas enormes... ¡No lo dudo!... Sobre todo para los autodidactas ~ Pero lo único indispensable es cuestionarse todo honradamente, sin prejuicios... ¡Sin sectarismos ni partidismos! aunque nos los haya inculcado quien sea: padres, profesores, religiosos, místicos, ilustres pensadores, filósofos u otros "iluminados".
  
Me han dicho alguna vez que no es necesario definir esta tendencia de pensamiento pues es, simplemente, la forma más natural de cavilar y ¡es cierto! Yo también lo veo así, pero existe otra certeza no menos importante, a la vez que nociva, que forma parte de nuestra realidad y me obliga a señalar sus maldades intrínsecas cuales son el dominio de las masas por parte de los poderosos, empeñados en que sigamos pensando como rebaño y no dudemos sobre la legitimidad de los enormes privilegios que han mantenido durante tanto tiempo. ¡Para que asumamos la establecida posición de rebaño/pastor, consolidada a través de los siglos! Ahora bien, ¿es "eLO", en verdad, una forma natural de pensar? Pues, desgraciadamente, ¡no! Es cierto que, para los que ya la hemos adoptado voluntariamente y después de años de trabajo, así lo sentimos en profundidad. Pero la inmensa mayoría de los seres humanos posee una genética procedente de su naturaleza animal que consiste en aprender por IMITACIÓN. Esta forma de aprendizaje es la adoptada por la inmensa mayoría de la población. Esto frena la evolución personal y, para que sucediera lo contrario, deberíamos exigir una educación librepensadora desde la infancia. Sería posible si quisieran nuestras autoridades... ¡pero no les interesa! ¿Os imagináis qué pasaría si aprendiésemos a pensar? ¿No creéis que podría peligrar la continuación de sus privilegios?
  
También hay quien dice que estudiando y leyendo saldríamos de la ignorancia. Que, a través de la cultura, podríamos adquirir los conocimientos que nos enseñarían a pensar como corresponde a un ser racional. Lamento no apoyar este argumento, pues no veo que las personas cultas e inteligentes hayan conseguido escapar de esta estúpida situación colectiva... así que lo que parece es que ¡la realidad es tozuda! ~ Sólo cambiaremos este paradigma propiciando una educación librepensadora, un sistema basado en la lógica, en la crítica y en la rectitud de pensamiento, modelo que, en su momento y capítulo, expondré aquí.
   
No debéis aceptar lo que yo os recomiende... ¡Sólo pido que me escuchéis atentamente!... Que practiquéis conmigo la búsqueda de la verdad o realidad objetiva (realidades restringidas y relativas) con una inquebrantable voluntad de hacerlo, con todo vuestro empeño, con mucho esfuerzo... ¡con tenacidad! Sacrificando todo cuanto sea necesario para obtener lo que, a mi juicio, es nuestro deber. Esta tarea nos incumbe de forma directa como personas responsables y racionales que, según mi convicción, debemos procurar ser, sin olvidar que estaremos hablando siempre de... ¡creencias! Por lo tanto no confundiremos las expresiones "Esto es" y "creo que esto es". No es sólo una cuestión semántica o de elocución formal, sino un conocimiento claro de nuestras limitaciones cognitivas.
 

Considero que no es tarea para terminarla en una sola vida, pero se trata de acercarnos lo más y mejor posible a esa supuesta "meta" o más bien "destino". De ahí que se pueda afirmar que no es la meta lo que importa, sino el camino que nos conducirá a ella. También interesa la dirección más beneficiosa para cada cual, pues no todos tenemos la misma capacidad y velocidad, pero podemos avanzar y recorrer el tramo que nos sea posible. Lo que busco para vosotros y para mí es una mayor facilidad para adelantar en nuestra evolución, por el mero hecho de hacerlo conjuntamente, pues... ¡La unión hace la fuerza! Y ésta es la que necesitamos para recorrer tan sinuoso y tormentoso sendero. Los unos ayudándonos a los otros haremos mejor y más agradable la tarea, siempre que nos respetemos. ~ Aquí y ahora, vienen a cuento los versos de Machado: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar". Se trata pues de recorrer la mayor parte que consigamos o podamos avanzar de esa senda... Éste es nuestro objetivo primordial o el que os propongo para este viaje cibernético, para navegar por el mundo de las ideas.
  
Siendo muy importante, debo aconsejaros que no confundáis nunca los rebeldes o los "antisistema" con los librepensadores, aunque los primeros se complazcan en llamarse como estos últimos. La confusión tiene su motivo en la palabra "libre" o "libertad". En el capítulo correspondiente a este concepto, veremos lo que realmente significa para eLO. Pero, de momento, os transmito que el auténtico librepensador sigue unas normas, una disciplina, ya que sin ellas no hay ciencia positiva o formativa. Estas personas son destructivas y consideran que su libertad les otorga el privilegio de hacer "lo que les salga de las ganas". Entre eso y los del "rebaño" que obedecen ciegamente a su líder, hay mucho trecho.
  
El mundo del pensamiento es muy complicado, pero también podemos intentar simplificarlo si nos atenemos, con cordura, a la lógica pura, a la Historia, a la Ciencia, a la Realidad y, sobre todo... ¡a las leyes naturales! ~ Éstas no sólo no carecen de normas, sino que las siguen a rajatabla. Para ellas no existe la piedad, la bondad... ¡la moral, en suma! Mamá Natura no siente ese amor maternal que sentimos los animales: es implacable y conceptos como "misericordia" o "clemencia" son contrarios a sus actuaciones en la vida. Pienso que, si no sabemos esto, no llegaremos a ser objetivos y, sin objetividad, no puede haber una verdadera libertad de pensamiento. Analizar algunos hechos, acciones o comportamientos sin el debido conocimiento de estas leyes o de nuestra genética no hará otra cosa que alejarnos de la virtud del librepensamiento, de fracasar intelectualmente. ~ Para terminar, os advierto que, por supuesto, iremos matizando todo esto, así que no me acuséis de ser generoso con el volumen de mis argumentaciones, ya que es necesario extenderse lo suficiente para que no nos devoren las lagunas de información y/o la insuficiencia de explicación. ¡No lo olvidéis!
  
Se dice, irónicamente, la frase: “Venimos al Mundo sin un Libro de Instrucciones”. Alguien la soltó al aire y ¡ya es de todo el que haya querido acogerla! Esta metáfora resume muy bien lo que tratamos aquí. Cualquiera que piense seriamente en los porqués de esta vida termina rindiéndose a la evidencia de que no pueden entenderse tantos misterios, no pueden entenderse muchos conceptos como el de "infinito", a pesar de haber sido validado por la mente de Einstein… En matemáticas existe el infinito en los números que son producto de un cálculo con resultado inexacto, aunque hay otras fórmulas para evitarlo. Pero en física, no parece un concepto que nuestras pobres mentes sean capaces de asimilar. Es chocante poder afirmar que después de algo no hay nada, así como lo es asegurar lo contrario. ¿Algo que no se acabe nunca es posible? En un círculo sí, pero ¿y en línea recta? ~ Las pataletas que nos produce nuestra ignorancia nos llevan indecentemente a asegurar lo que no sabemos, pero lo afirmamos con aires de superioridad como si fuéramos representantes del Gran Espíritu.

   
Dicen que lo primero es lo primero pero, en este caso, no es así.
¿Tenemos que ser buenos o justos? ¿Y quién lo sabe? ¿Perseguir sueños, tener un buen trabajo o ganar mucho dinero? ¿Pero para qué? ¿Debemos tener éxito? ¿Y qué es el éxito? ¿Cuidar de nuestra familia? ¿No lo hacemos desde siempre? ¿Buscar la libertad y dejar hallarla? ¿Se puede andar a la caza de algo que no se sabe lo que es? ¿Reírse de la vida o disfrutarla? ¿Con qué objetivo? No sabemos si “es la única que tenemos” o si “es bella y maravillosa” como tantas afirmaciones banales que liberamos cuales mensajeros de un Ente Divino… ¡No podemos saber nada con certeza! Así que limitémonos a decir esa socrática (o platónica) frase de “Sólo sé que nada sé”. Es la primera gran verdad o afirmación que podemos, con integridad, decir sin avergonzarnos pues nuestra ignorancia no depende de nosotros sino que “la hemos traído de fábrica”. Reconocer que no sabemos nada no es humildad, sino una mayor consciencia de la realidad. Sólo es reconocer algo obvio que la mayoría no admitimos a consecuencia de nuestra soberbia, a causa de dejarnos arrastrar por esta inmensa imbecilidad que nos hace caer en la mayor de las locuras colectivas.
   
Volviendo a lo que tratábamos, lo más razonable es que primero intentemos comprender lo que hemos recibido: este regalo de Dios o DON de la vida que muchos así lo afirman o lo reconocen sin mucha lucidez. Son infundadas afirmaciones o falsos conocimientos que, por mucho que se repitan, nunca formarán parte de la realidad. Así que, como escribí en la viñeta que acompaña este texto, ¡sólo se nos ha dejado la opción de escoger una creencia! Y debemos tener valor para hacerlo. Únicamente se nos permite tener en consideración nuestra capacidad de confiar en algo verosímil. Encontrar una creencia no es lo mismo que inventarse una o varias verdades. Visto así, os mostraré los planteamientos básicos de la mía, una creencia como otra cualquiera, pero cuya elaboración me ha costado varias décadas de duda, observación de las leyes naturales, introspección y meditación. No pretendo poseer la verdad sino compartir mis trabajos.
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