Esta
entrada va dedicada a aquellos que aún no han entendido que la verdad, la
objetividad y otros conceptos de similar naturaleza, PUEDEN EXISTIR aunque
aseguremos que su ENTERO no está a nuestro alcance o, dicho de otra manera:
que, al menos, mientras existamos en este planeta de “vivos incapacitados”,
estos grandes conceptos nos estarán vetados. Después de la muerte… ¡ya se verá!
Así que, de momento no nos preocupemos por algo que no tiene posibilidades de
averiguación, ni de solución… ¡dejémoslo ahí!... ¡Salvo mejor opinión!
Estilos
y tendencias de pensamiento hay más que suficientes como para aburrir a
cualquiera. El pensamiento dicotómico es un modo de pensar como el que he
indicado recientemente en “Conceptos dicótomos”, cuya característica principal
es la división en dos partes opuestas de cualquier objeto a tratar con el fin
de simplificar sus definiciones para entenderlas mejor... ¡cosa que dudo mucho!
Esta segunda parte aborda con cierto humor algunos defectos o errores que
debemos evitar. La propia viñeta tiene, en su dibujo, un chiste malo,
¡perdonádmelo!
La
verdadera gracia viene a continuación, con esta explicación algo desencajada:
Si
consideramos que la objetividad, la verdad, etc. no pueden ser captadas en su
integridad, ¿Qué concluimos? Algunos afirman que NO SE PUEDE SER OBJETIVO ya
que somos nosotros (el SUJETO) los que percibimos al objeto, luego lo que vemos
es SUJETIVO porque lo miramos nosotros… ¿~? ¡Curioso, cuanto menos! De manera
que es lo mismo, como ya dije en otra ocasión: Ver la “feria” en su conjunto,
con todos los pros y contras que podamos observar objetivamente que ver la
feria SEGÚN NOS VA EN ELLA, o sea: con nuestra única experiencia, pasando por alto
a las demás circunstancias fuera de nuestra propia experiencia. Creo que el primer
enfoque es OBJETIVO (visión global), a pesar de las imperfecciones que podamos
cometer, pero el segundo (visión personal) es, claramente SUJETIVO, porque no
cuenta con la TOTALIDAD de las experiencias del resto de feriantes y demás
circunstancias de la feria. No se trata de una omisión sino, simplemente que no
las tuvo en cuenta.
Un
ejemplo y una preguntita para finalizar:
Supongamos
que vemos un objeto del que no podemos conocer su interior. Ejemplificando: Una
caja bien cerrada conteniendo un regalo de cumpleaños con su lacito y todo. Yo
veo esa caja, pero el propietario no me enseña su contenido por tratarse de una
“sorpresa”… ¿Quiere decir esto que no veo ningún objeto?... ¿Qué no veo ninguna
caja?... Que el objeto no existe si no lo veo entero… ¿Como Teruel?
Espero
que, con estas graciosidades, quede más claro que la objetividad abarca lo que
logremos ver, sin importar no poder percibir más partes del objeto. Otra cosa
sería no querer verlas, aun pudiéndolo hacer. No pensemos en TODO o NADA, sino
en que intentemos ver siempre lo máximo posible y si observamos que no
alcanzamos ciertas partes, decirlo claramente, así seremos objetivos, ¡a secas!
Entre “todo” y “nada” hay muchísimo más que considerar. Lo mismo sucede con el “blanco”
y el “negro”.
...
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